última actualización: 29-03-2023

5 trucos para pasar de caminar a correr

Del mismo modo que ocurre con cualquier buen hábito nuevo que queramos adquirir (como beber más agua o empezar a meditar), debes saber que aprender a amar el running lleva su tiempo. Lo cierto es que todo lo que nos lleve un esfuerzo resulta algo complicado, especialmente la primera vez y sobre todo si entran en juego factores como la temperatura, la ruta o el material necesario. Descubre a continuación los trucos para correr que te ayudaran a hacer este camino más fácil.

 

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No obstante, seguro que sabes que la práctica del running como parte de tu rutina diaria tiene tantos beneficios para el cuerpo que vale la pena intentarlo. Entre esos beneficios, por ejemplo, están el alivio de la ansiedad, la pérdida y el control del peso, y la mejora de la salud cardiovascular. En comparación con caminar, correr aporta una mayor quema de calorías en mucho menos tiempo, lo que te ayudará si estás buscando un entrenamiento rápido y súper efectivo.

Para acelerar el ritmo y convertir una caminata en un entrenamiento de running, te recomendamos algunos trucos respaldados por nuestros expertos que te serán útiles:

 

Trucos para correr:

1. Empieza a ritmo lento 

Es imprescindible que no estés pensando en la velocidad, pues este no debería ser tu objetivo si te estás iniciando en el mundo del running. En vez de centrarte en ir rápido, te recomendamos que empieces con tus rutinas de running introduciendo intervalos de trote en tu rutina habitual de caminar. Por ejemplo, puede ser bueno caminar 30 segundos y luego correr durante 1 minuto. Este puede ser un buen punto de partida para ir avisando a tu frecuencia cardíaca y aumentar la resistencia para poder correr distancias más largas.

Si te parece que 60 segundos de trote son demasiado, empieza con 15 segundos y ve aumentando la duración del intervalo de running y disminuye los intervalos de caminata a medida que mejores tu condición física. Verás como poco a poco notas mejoras y cada vez eres capaz de correr durante más tiempo.

 

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2. Elige el equipamiento adecuado 

El equipamiento (la ropa, las zapatillas y los accesorios) suele ser determinante en la práctica de cualquier deporte, y especialmente en el running. Debes saber que las zapatillas de running son diferentes a las zapatillas que estés acostumbrado utilizar para andar, pues las zapatillas de running tienen que ofrecer un apoyo y una amortiguación mayores para soportar el impacto de tus zancadas a la vez que protegen tanto tu pie como tus articulaciones.

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Como expertos, te recomendamos que a medida que empieces a trotar y correr más en tus salidas, optes por cambiar tus zapatillas y hacerte con unas que te ofrezcan el apoyo suficiente y se adapten a las superficies en las que sueles entrenar. En nuestras tiendas, nuestros técnicos te asesorarán y escucharán tus necesidades para que elijas la zapatilla adecuada.

Con lo que a la ropa respecta, a medida que corras más verás que también tienes otras necesidades, pues sudarás más y notarás mucho más la molestia de cualquier costura. Evita la ropa de algodón y hazte con tejidos técnicos para que las costuras no te provoquen rozaduras. En función de la época del año, te recomendamos que te vistas teniendo en cuenta las capas para poder agregarlas o quitarlas según sientas frío o calor.

 

3. Combínalo con entrenamientos de fuerza

Mientras vayas aumentando el ritmo, también aumentará la carga sobre tus músculos, especialmente los del tren inferior. De este modo, te recomendamos que procures cuidar de tu cuerpo y protegerlo introduciendo en tus rutinas entrenamientos de fuerza regular al menos dos veces por semana. El trabajo de fuerza con peso muerto o las sentadillas pueden ser un buen punto de partida para empezar a reforzar tus músculos y de este modo proteger también tus articulaciones.

 

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4. Concéntrate en el ritmo y los pasos

Varios estudios han demostrado la relación que hay entre la cadencia o la cantidad de pasos que se dan en un minuto, y el riesgo de lesiones. Las investigaciones muestran que una mayor cadencia puede conducir a una reducción de la carga en las articulaciones de la cadera y la rodilla, previniendo lesiones comunes al correr.

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Por supuesto, también es importante moverse de una manera que resulte cómoda y natural. En este sentido, cuanto más grandes sean tus zancadas, correrás un mayor riesgo de lesión al ser mayor el golpe del talón contra el suelo. Lo ideal sería correr a una cadencia de 160 o 180 pasos por minuto, o lo que es lo mismo, concentrarse en el ritmo de forma que tus pasos sean más pequeños y más rápidos. De hecho, una cadencia más rápida no requiere más esfuerzo; pues es solo una zancada más corta. La mayoría de las personas se vuelven más rápidas con menos esfuerzo.

 

Ahora si ya tienes unos primeros consejos para mejorar tu running.

Gracias por haber llegado hasta aquí, y no dudes en compartir el artículo si te ha sido de ayuda.